INTRODUCCIÓN
Cuidar
es un arte que precede a todos los demás y sin el cual no sería posible la
existencia; se inicia
con las primeras cuidadoras en los orígenes de la historia del hombre. La
visión de la madre que atiende al niño, sano o enfermo, y le prodiga cuidados,
nos da cuenta de la primera enfermera pediátrica de la humanidad. El cuidado
por tanto nació ante la necesidad de dar continuidad a la vida.
Desde la aparición de la especie humana existen pruebas que confirman que la
crianza ha sido un elemento esencial en la preservación de la vida, por lo que
la supervivencia
humana está intrínsecamente ligada al desarrollo de la enfermería
infantil.
Cuidar a un niño enfermo es una lucha contra las enfermedades y contra la muerte y,
aunque la labor inicial de la enfermería
ha sido cuidar al niño enfermo, también involucra enseñar a las madres la forma
de cuidar a sus hijos, tanto en la enfermedad como en la salud.
En
la actualidad la enfermería pediátrica trata la salud de los niños en
todas sus etapas de crecimiento
y desarrollo, ayudándolos a lograr un potencial pleno como adultos, debiendo
también involucrarse en factores sociales y ambientales que influyen en la salud y bienestar de
la familia.
Para
esto, es preciso que el equipo de enfermería sepa reconocer los distintos
procesos biológicos, psicológicos y funcionales del desarrollo,
para proteger la salud y ayudar a conseguirla.